Durante la relajación concentras tu atención en la respiración y sientes como al inspirar y al espirar el aire te va relajando y tranquilizando. Los bronquios se dilatan y sientes una paz muy agradable. Despues te relajas más profundamente, y sientes que esta paz profunda es muy beneficiosa para respirar. La práctica de esta relajación te ayuda a estar cada vez más tranquilo y más sereno durante los ataques de asma; te tranquiliza y respiras mejor.